Tengo otra regla para escapar de relaciones que te quitan la sonrisa. Yo creo que no puedes dejar que un chico te quite las ilusiones, el disfrutar de una comida en la terraza con tu familia, el observar una planta llena de flores fucsias y su belleza, el admirar un arcoiris, el salir a la calle y notar el frío en tu cara, el disfrutar de una canción pegadiza...................................
y yo alguna vez he estado enganchada a ese malestar llamado "encoñamiento- mal correspondido-poco correspondido". Cuando te desprecia, te llama poco, no valora los ratos que pasa contigo.
La regla es la siguiente y me permite disfrutar de las pequeñas cosas; quizás no las disfrute, pero tengo la posibilidad de hacerlo. Es: el límite de una relación es cuando te hace sufrir. la aplico casi matemáticamente.Estoy sóla pero no sufro. cuando veo a amigas y amigos sufrir pienso que suerte aplicar esta regla.
Escrito por yolanda a las 18 de Septiembre 2004 a las 01:18 AMQue triste que aun haya personas k se autolimiten de esta manera...que triste que limites asi a tus parejas.
Escrito por korso a las 18 de Septiembre 2004 a las 04:08 PMa lo que le pongo límites es a que me hagan sufrir no al amor
Escrito por yolanda a las 18 de Septiembre 2004 a las 05:15 PMEso de que el límite es el sufrimiento... ¿Realmente crees que existen relaciones absolutamente exentas de sufrimiento? Deberías intentar matizar esa afirmación y no ser tan maximalista.
Y lo de que la otra persona te llame poco o no valore el tiempo que pasa contigo... ¿Hasta qué punto puedes estar segura de que eso es una realidad objetiva y no una simple apreciación tuya condicionada por las espectativas que se crean en tu mente incluso antes de empezar una relación? Pregúntate si las otras personas te llaman realmente poco o si eres tú quien tiene una necesidad desmedida de ser llamada. Pregúntate también si realmente conoces el valor que las otras personas adjudican al tiempo que pasan contigo, o si realmente esa opinión es fruto de tus propias inseguridades.
Tal vez el tiempo que pasas dándole vueltas a este tema podrías invertirlo de una forma más provechosa examinándote a ti misma al margen de los demás, preguntándote el porqué real de cada una de las cosas que haces y dejas de hacer.
A veces intentamos ver las relaciones interpersonales como una situación objetiva con una única descripción posible. Nos olvidamos entonces de que entre las personas nada es nunca objetivo. Cada uno lleva siempre a sus relaciones una amplia gama de miedos, inseguridades, ideas preconcevidas y una cantidad enorme de mentiras sobre sí mismo.
En resumen, antes de intentar ver si son los demás quienes intentan engañarte, deberías comprobar si eres tú quien intenta engañarse a sí misma, porque lo más probable es que descubras que lo haces en muchas más cosas de las que creías.
Así que ya sabes: menos reglas superficiales y más introspección real.
Escrito por Mostrenco a las 18 de Septiembre 2004 a las 11:29 PMMatizo la afirmación. Por supuesto admito que haya sufrimiento en una relación sentimental; me refiero a cuando en la balanza pesa mucho más el sufrimiento, el malestar que las cosas positivas que te puede aportar esa relación. Me refiero a esas relaciones ( no sólo cuando le acabas de conocer, sino cuando ya ha pasado un tiempo, vgr. semanas, unos meses) y lo único que haces es sufrir.Ejemplo: una amiga mía lleva cuatro meses con un chico; le quiere; y él juega el tira y afloja egoísta. Ella está sufriendo. Es aquí donde aplico la regla. Cuando ves todo complejo, no sabes si te quiere o no, y tu le quieres, es una manera de ver el norte: el límite está en sufrir.
Lo de las llamadas. En realidad no son las veces que me llame. Sino si esa persona me da confianza o no. Si me da confianza, veo que es alguien de fiar, no estoy esperando muestras de afecto.Me pasó en concreto con un chico que me gustó mucho y que desde el principio , por su manera de pensar y de actuar, vi que no era trigo limpio. En lo de las inseguridades te doy razón.
Lo de proyectar sobre los demás mis propias inseguridades y carencias ya sé que lo hago. Así lo dije en el post de "cuando no me valoras significa no me valoro".
Lo de la introspección real es verdad que debería dedicarle más tiempo a analizarme, a mirar en mi interior. Como hacía cuando empecé a escribir en este blog. Mirar en mi interior con valor, que es la única manera de enfrentarse a la cruda verdad, aunque sé me podría dar muchas satisfacciones. Pero en aquel momento ( y puede parecer una excusa, quizas lo es en parte) no estaba trabajando en algo serio como ahora, era un período "sabático" de mi vida en que me propuse intencionadamente abordar cara a cara lo que tenía en mi interior. Entre buscar piso, recuperar mi vida social, trabajar.......he aparcado esa introspección, que siempre es más latosa , ocupa más tiempo si se hace bien, que simplemente vomitar una serie de sentimientos , pensamientos que te produce el día a día. Después de todo este rollo, te doy la razón, tendría que ocupar el tiempo que dedico a mirar hacia afuera y examinar , en mirar hacia dentro y analizar. Pero ahora me da una pereza... porque requiere valor para no engañarse, quizás no es tanto una cuestión de tiempo. Cuando nos engañamos lo hacemos para echarnos un cable, para ayudarnos a no sufrir; la verdad es dura, aunque es lo único que vale, pero nos deja desnudos; quizás ahora no es el momento para verme desnuda, para afrontar eso, no me veo con fuerzas.
A veces es interesante escuchar lo que los demás nos cuentan sobre sus relaciones porque puede ayudarnos a entender las nuestras. Pero no hay que confundirse, la ayuda que podamos obtener de esa experiencia no está directamente en las cosas que nos cuentan, sino en cómo las analizamos. Hay que tener en cuenta que esas personas no sólo viven sus relaciones a través del tamiz de sus deseos insatisfechos, ideas preconcevidas y autoengaños, sino que además las relatan pasando a través de ese mismo filtro. De esa forma, cuando esas historias nos llegan a nosotros, han pasado por un doble filtro que las puede llegar a cambiar hasta extremos insospechados. A todo esto se suma el hecho de que nosotros mismos cuando escuchamos estas historias, no habiéndolas vivido nosotro, tendemos a llenar los silencios y ausencias de lo que la otra persona no cuenta o cuenta a medias con ideas preconcevidas, miedos e insatisfacciones de nuestra propia cosecha.
Moraleja: la experiencia de los demás es un complemento importante a nuestra propia experiencia, pero JAMÁS podrá ser un sustituto de ésta.
Cuando uno intenta explicarse a sí mismo debe intentar ceñirse a su propia experiencia porque es la única que puede llegar desentrañar con cierto éxito. Los demás nos pueden dar pistas, pero siempre hay que tomarlas con un distanciamiento que nos impida que confundirlas con nuestra vida.
Ya somos bastante esclavos de nuestros propios miedos y prejuicios como para dejarnos esclavizar aún más por los de las personas que nos rodean.
Escrito por Mostrenco a las 19 de Septiembre 2004 a las 03:45 PMFe de Erratas: se repite dos veces el mismo error ortográfico en el texto. La palabra "preconcevidas" debería ser "preconcebidas".
Escrito por Mostrenco a las 19 de Septiembre 2004 a las 03:47 PMEn cuanto a lo de que no te ves con fuerzas y no crees que sea el momento para hacer algo así, he de decirte que esa es otra de las clásicas mentiras que nos hacemos creer a nosotros mismos, porque NUNCA es el momento propicio para hacer esas cosas.
Lo cierto es que no existe ese momento ideal para dedicarse a examinar el interior de uno mismo, porque la vida sigue su curso siempre y nosotros nos movemos con ella. Siempre habrá "algo" supuestamente ajeno a nosotros que nos impide hacer ese ejercicio de reflexión: estoy cansado; me va hacer daño y no va a servir para nada; no tengo tiempo ahora para dedicarme a hacer eso. Pero en realidad somos nosotros mismos gobernados por nuestro conformismo y nuestro deseo de autocomplacencia los que impedimos ese proceso.
Otro error clásico es pensar que con uno o varios periodos de reflexión en nuestras vidas basta para solucionar todos los problemas que se nos presentan. Fallamos siempre en entender que debe ser un proceso constante que, más que una actividad esporádica, debe ser una actitud ante la vida. Se trata de vivir en un constante estado de alerta que nos mantenga siempre en la brecha y al mando de nuestra propia vida.
Yo he tenido mi momento de reflexión. Ya sé lo que quiero. Sé que lo tengo que ir actualizando en base a mi presente, claro. En eso si que tengo que seguir en ese estado de alerta del que hablas. Pero básicamente ahora es mi momento de actuar. De poner todo eso en práctica.
Si me has leído antes sabrás que tengo mucha sed de libertad. Y un paso hacia la libertad ha sido alquilar un piso y salir de la jaula.Eso no resuelve todo ( no hay pócimas mágicas) pero es un paso importante.
Todo poco a poco. Pero es verdad, en estos últimos meses he tenido bastante abandonado mi interior, mi filosofía de la vida. Aunque no diría que he ido a mal porque he pasado de estar encerradísima a abrirme al exterior...
Poco a poco voy haciendome más persona, más yo.
Supongo que habrá un equilibrio entre actuar , reflexionar...
"Haciéndome más persona, más yo"... Perdona, pero eso suena a eslogan de anuncio televisivo. A veces da la sensación de que dices las cosas porque suenan bien o parecen profundas, no porque entiendas lo que realmente estás diciendo. Por favor, párate de verdad a pensar las cosas antes de postear. No te lo digo como un ataque, sino como un consejo. Muchas de las cosas que dices parecen a veces sacadas de otro lugar... Como si en lugar de una persona fueras un cúmulo de clichés.
No hay un equilibrio entre actuar y reflexionar... Simplemente lo primero es una consecuencia natural de lo segundo. Por desgracia, la mayor parte de las veces nuestros actos son consecuencia de reflexiones a medias o incluso de pseudos-reflexiones.
En cuanto a lo de la casa, qué quieres que te diga, parece que sigues buscándote en el exterior, en cosas que en realidad son ajenas a ti. No es que piense que la emancipación no es importante, pero da la impresión de que esperas que sea la solución para cosas que en realidad no puede solucionar, ni siquiera en parte.
Libertad es un término muy difuso. Suena bien, ¿pero en realidad sabes de qué estás hablando? Es más, sed de libertad suena también a cliché gastado, a reclamo publicitario. Pregúntate realmente qué se esconde detrás de todo eso, y hazlo a cada paso que des. Si vas a postear una respuesta, plantéate incluso por qué respondes lo que respondes y con qué fin. Hazlo y seguramente te llevarás muchas sorpresas.
respondo porque me apetece en este momento. con un fin que mueve a muchos seres humanos: la justicia. No es justo que cuando yo me muestro auténtica me digas que son cliches gastados y semejantes. Me mueve la rabia de la injusticia.
Los primeros comentarios me han gustado pero en este último te pasas en intolerancia, quizás tú también deberías pensar las cosas antes de decirlas.
No pretendo ser filósofa sólo vivir. si te suena a publicidad, quizás podrías leer otros post en que se expresen con más originalidad. pero esto es lo que hay.
Ayer te respondí en email pero hoy he vuelto a leer tu comentario, porque pensaba que tenías algo de razón, pero me puede más la rabia por la injusticia de tus palabras que entrar a ver si un 10% de tus palabras contienen verdad y me pueden aportar algo.
no me des lecciones, por favor, diálogos los que quieras. pero no admito lecciones de alguien que ni siquiera tiene su propio blog.
Vamos por partes:
1º) No es una cuestión de originalidad, sino de autenticidad. Por ejemplo: "Me mueve la rabia de la injusticia" Nadie habla así en el mundo real de hoy día. No eres el personaje de un folletín novelesco del XIX, ni un político dando uno de esos mítines vacuos. Eres una persona real que vive en el siglo XXI, y por eso creo que deberías intentar expresarte de una forma más natural en lugar de disfrazarte con convenciones publicitarias y arquetipos vacíos. Estoy seguro de que conseguirías comunicar de forma más clara y fiel lo que tienes dentro de ti, que al fin y al cabo, supongo, es lo que buscas.
2º) Ya te dije en el post que no te lo tomaras como un ataque, sino como un consejo con la mejor intención. Sin embargo tú has decidido tomártelo como un ataque. Allá tú...
3º) No te molestes en enviar e-mails. La dirección que pongo, ninguno@ninguno.com, es falsa. Lo hago porque la página me obliga a poner una dirección si quiero postear y no me apetece dar mi dirección real. Prefiero limitar este diálogo a lo que se postea en esta página.
4º) Por la misma razón que el punto anterior, no doy la dirección de mi blog, lo cual no quiere decir que no lo tenga. Ahí te has colado bastante. Además, incluso en el caso de que no lo tuviera, eso no es un factor que disminuya o aumente el valor de mis opiniones, que no es otro que el que los demás les quieran dar por considerarlas útiles o no.
5º) Si lo que quieres es que sólo posteen en tu blog aquellas personas que a su vez tengan otro blog, pues pones un mensaje en alguna parte bien visible de tu página advirtiendo que no deseas escuchar las opiniones de advenedizos sin blog. En cualquier caso, en tu último post los comentarios están desactivados. Tal vez sea por despiste o tal vez sea temporal, pero en caso de que no sea ninguna de las dos, que aproveche el soliloquio.
Como dijera el amigo Sabina:
"No es asunto tuyo -me dirás- y punto".
Pero reconoce que es crudo aceptar
que no hay ser humano que le eche una mano
a quien no se quiere dejar ayudar.
Pues nada, hasta la vista...
no digo no es asunto tuyo y punto, en absoluto.
Cuando me expreso sólo intento plasmar lo mejor que puedo lo que llevo por dentro, eso te lo garantizo, no busco la estética , ni que suene bonito, al menos intencionadamente.
Me encanta que me dejen comentarios,especialmente si no contienen insultos ( no hablo por ti). De ti me ha molestado que dudes de mi autenticidad por mi manera de expresarme; pero a mi me va bien por ahora.
si la gente tiene blog o no , no me importa.
últimamente me critican mucho los posts y no quería que me echaran tomates sobre el de ayer.
me encantaría que me echaras una mano y idem si tu lo necesitas, pero de igual a igual,
un abrazo